Te busqué en el bamboleo de
las flores,
en el tambaleo beodo de las
caricias,
en los desolados brazos de
las enamoradas,
y entre las fúnebres lápidas
del camposanto de mi pueblo.
Te busqué en el pan de oro de
los benditos,
entre las felices adúlteras
expulsadas de los fogones,
en las lunas torcidas de los
compases rotos
y entre las caras asustadas
de mis primeros retratos
Te busqué en el silencio que
respira
el aire embalsamado de los
besos,
y en las ondas de pelo que
dividen
las ideas que trasnochan
en la almohada de tu cama.
En la brisa que se desliza
por los dedos que acarician
libros viejos.
Entre los poemarios de todos mis amigos,
entre los tebeos de mi abuela.
En las rayas de la mano de mis
brujas amigas,
en la vida, en la muerte.
Te busqué también en los
colores del arco iris.
En el rayo altanero de los vendavales.
En las ciudades eclécticas.
Entre las fichas de Dios.
Te busqué por mil sitios
y sólo te encontré
entre las afligidas teclas de
mi ordenador.
Mira por donde ¡Allí estabas!
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