sábado, 27 de abril de 2013


LA QUINTA AVENIDA.


Sucedió una mañana en el bar de la fábrica.
El tasquero aburrido servía  cafés,
ponía bocadillos y saludaba a todos
con su media sonrisa de labio dormido.

Fue así una mañana, cuando yo me enteré.
Te llamé por teléfono para hablarte tranquila.
No está, me dijeron, tras largo silencio,
entonces lo supe; me enteré, que te habías ido
a la Quinta Avenida con tu dios tan ateo

El tasquero aburrido servía cafés
y aguzaba el oído entre holas y adioses.
Todavía recuerdo el sonido de la cafetera
y la voz de tu amigo a pesar de los años.

Serás ya, un anciano, pagano irreverente
que dejó de joven sus campos amarillos
y los disfrazó de lluvia y letanías
como la tierra mía que un día conociste,
hace ya mucho tiempo,
cuando los paragüas eran negros como viejas mantillas.

A veces la noche descarada se sienta en mis rodillas
y me muerde la oreja y me pongo una tila
y lloro sin las lágrimas que nunca derramé
y me froto la culpa alojada en la frente.

¿Sabes? El tasquero servía y servía cafés
¿La Quinta Avenida?
Ayer se fue un amigo y el hijo de la Juana,
me dijo tan tranquilo entre holas y adioses

El día que te enteres que estoy en la gran urbe
mándame una tarjeta,
una bella postal con tus señas bien puestas
Tengo que hablar contigo y pedirte un favor.

Quiero que me digas que nunca me quisiste
que todo fue mentira, que nada fue real
que nunca me sufriste, que nunca te sufrí.
que sólo fui el lazo de tu ramo de flores.

¡Qué más te da!
 Eres ya un anciano rodeado de amigos.

¿Sabes? El tasquero servía y servía cafés.

YO, LA QUE TE ESCRIBE

Me dirijo a ti sin premeditación,
sin alevosía, con nocturnidad,
sin otra intención que rubricar mi  escrito
con la pestaña  tintada
que se quedó enredada en la tilde de tu nombre.
Y decirte, que yo, la que te escribe
no sabía nada de ti,
pero te amé.
Sí, quiero que sepas  que, por un momento
mi corazón fue tuyo.
Te amé con ese amor que da el desconocimiento
y te entregué el pensamiento de mis noches y días.
Te amé, te amé con la fuerza de todas las soledades
latiendo sobre mí, con todas las noches ausentes de presencias.
Yo no sabía nada de ti,
quizás fue por eso que mi corazón se volcó
como una copa ardiente sobre el volcán de tus labios extranjeros.
Te amé y no sé si hubo, hay o habrá caramelos más dulces
ni chocolate más negro que tus ojos.
Quiero que lo sepas, que sepas que por un momento
ocupaste mi corazón  desocupado,
mi alma, criatura pobre,  solitaria y triste.
No sabía nada de ti, pero te amé,
lo hice con esa pasión tierna e  ignorante
que encontré entre  los blancos calcetines de la niñez.
y las postales sepias de mi madre.

Llegaste a mí como las pinzas de colores
y fue mi corazón un tenderete alegre al viento.
Hoy quiero que lo sepas, hoy, que por fin me atrevo
que por un momento te amé y hasta fui tuya.

Se despide de ti, incondicionalmente,
yo, la que te escribe.





NIÑO DE PATATA POBRE.


Niño de patata pobre preñada de preguntas
de cuna equivocada y biberón amargo.
Tu casa no es tu casa,
ni tu manta tu manta.
Hay un Papá Noel que no se entera
y un río blanco esperando tus labios
de besos equivocados.
Tienes una cicatriz, un cordón umbilical
cortado a machetazo
y un ombligo en el centro de la duda.

Niño negro, niño rubio,
niño de aquí y de allá,
niño de niña adolescente,
criatura de cuna vacía y tumba abierta.

Niño de dulce manzana,
desterrado hijo de Eva,
búscate un abogado de película
que le ponga una demanda al paraíso;
tú que  te  buscas en los ojos de todos
como el que busca su chaqueta perdida en un café.

Hay un ángel guardián que no lee los periódicos
y sólo ve los informativos
cuando los oídos son sordos y el sueño sueña.
Ese ángel no sabe que ya sabes leer
que aprendiste en un catón sin letras.

Hay tantos niños como lunas y soles
Hay niños abandonados
en busca de otras manos caídas del cielo,
madres de luna preñada y blanca en las entrañas.
Hay niños pobres con nanas de malicias
y hay también niños verso como tú
arrebatados por los falsos poetas.

Pero tu verso, verso propio
se arropa con el faldón  bordado de tus palabras.