sábado, 26 de julio de 2014

ROSAS CON CELOFAN



Estoy yo descuidada tejiendo primaveras
y entráis por mi puerta a decorar mi casa;
eso sí, agradezco esta intención igual que una sonrisa;
vosotras, rosas sin tierra, ni raíces
que os auguren lluvias, mimos y  tardes soleadas;
venís con el olor rancio de todo lo que acaba.

Miedo me da que el que las vea luego, si las ve,
esté triste, muy triste,
con una tristeza larga y ancha igual que una avenida;
miedo me da, que se mire en ellas buscando analogías,
pobres rosas, que llegáis  con la belleza colgando de los días,
y vuestro Mayo roto , a perturbar mi estancia,
adornada de recuerdos.

Os mostráis ante mí efímeras y hermosas,
con el sudario puesto de celofán brillante.
Rosas sin vida de espinas testarudas
que duran lo que dura la herida que causáis;
¿Quién os hace llegar ,
ya muertas a mis brazos  y al agua de mi fuente?
para haceros durar igual que a un mal amor,

como si no supiera abrazar las flores del jardín

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