sábado, 26 de julio de 2014

PÍDEME.



Pídeme que se apague la diminuta luz de la vela
que aguanta el soplo  de los besos,

Quítame la miel que se disuelve en la humedad
de la lluvia de mi paraguas
y esas perlas del agua entre los dedos.

El aroma del fuego al pie de la memoria.
Pídeme ;
la presunción inocente de los condenados
y este tintineo alegre de mis llaves sin puerta.

Pídeme el jadeo de los espíritus en mis oídos;
El recorrido lento por las veredas
que  son tan hermosas como estampas de Dios.
Róbame las huellas, los rastros,
los bocetos del tiempo punteando en la frente,
y esta codicia del viento
que se lleva las hojas de los otoños.

Llévate la esencia que no muere
y la libertad de mis tardes de sol,
cuando aguardo tu vuelo
ansiando tu llegada,
ese revoloteo tuyo
entre los pétalos blancos de mi cuaderno,
mariposa de luces, que vienes y vas.


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