sábado, 26 de julio de 2014

LOS VIEJOS AMIGOS.

A los viejos amigos
no los encuentras a las afueras del ayer,
del brazo del olvido;
por eso nunca sabes,
cuando la nieve tiñó sus cabellos
o el otoño pasó su factura.

Ellos se acoplan a tu vida
como una nota musical a una partitura,
o como una flor a la solapa;
son esa manta cálida  que sacas del armario
y colocas sobre tus hombros en las tardes de invierno
y cuando no están,
tu corazón es una casa deshabitada y fría
a merced de las penas

Tienen la capacidad del asombro en su silencio
y ese saber decir, sin decir nada
y ese saber amar, que saben ellos.
¡Los amigos  tienen tantas cosas!
Tienen en sus copas el vino pagano de los dioses
y el fuego alegre de la danza.


Cada amigo es una doctrina,
un mandamiento nuevo
que va de boca en boca
negro y espeso como el chocolate
y leve como el vuelo de un beso.

Los viejos amigos tienen
el consuelo misterioso de los espíritus
y son la nata dulce en los labios de la confianza,
como las galletas tiernas de la niñez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario