domingo, 27 de julio de 2014

CITA ROMÁNTICA.



No te preocupes, yo te esperaré,
sentada, bolso en mano, medias negras,
sombrero negro,
ojos negros, pestañas negras, collar negro,
todo negro, sí;
no sé decirte bien por qué, no me preguntes.

Creo que llegarás en primavera,
o en verano, o en otoño
o hasta puede que en invierno.  No lo sé.

Te esperaré en el banco de la esquina
en el banco de piedra, no en el otro
donde te quedas siempre hasta las tres.

Te aguardaré ocho o diez minutos
quizá treinta o puede que sesenta
o puede que noventa o hasta cien.

Deja el teléfono en la casa,
aunque te dejo que me llames
de ocho a diez, o de once a doce
siempre antes de las quince y el café.

Quiero un ramo muy gordo de petunias;
pueden ser doce o quince,
veinte o treinta,
con alguna margarita y un clavel.

Ponte el traje negro de los lutos
o mejor el gris marengo que compré.
No te pongas la camisa roja a cuadros
ni el vaquero aquel que te guardé.

Tiene que ser una cita muy romántica.
Tú sabrás cómo lo haces, piensa bien.
Te voy a esperar toda esta vida
o hasta puede que la otra. No lo sé.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario