CUARENTA AÑOS DESPUÉS
Hoy te he visto en Facebook;
qué curioso,
cuarenta años después
me devuelven tus ojos las
nuevas tecnologías.
Para que luego digan que no
son románticas
y que sólo sirven para
engañarnos unos a otros
Nos conocimos cuando todavía
cantaban alegres los pájaros
en nuestras cabezas.
No fue amor,
aquel calor de tu brazo en mi
cintura.
Era la juventud con su sangre
en copa de fiesta;
era la noche cayendo sobre
nosotros
con su goma de borrar
y eran los dedos del recuerdo
dejando en nuestra piel su
tatuaje perenne.
No fue amor,
pero recuerdo todavía, de qué
manera,
sacabas el brazo por la
ventanilla
mientras conducías
y cómo removía el aire tu
flequillo.
Que te gustaban las películas
de vaqueros
aunque nunca entendiste bien
quiénes eran los buenos.
Que leías novelas en francés;
que te adentrabas en las
huertas
para oler el perfume de los
frutos en los árboles
y que más de cuatro perros te
perdonaron la vida.
Y recuerdo el olor a limón de
la cocina de tu abuela;
y sé que tenía una gata
enamorada
que cerraba los ojos cuando
te veía.
Nos conocimos, cuando al
almanaque,
era un jardín de hojas
blancas en nuestras manos
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