SERES CORRECTOS
Seres correctos, de rígidas solapas.
Hombres y mujeres
con traje de chaqueta
y risa con la raya bien centrada.
Yo pude ser uno de esos impecables,
con un discurso ajustado y oportuno.
Un ser quiosco
con revistas toleradas al gusto del consumidor,
pero no quise.
¡Qué dirán nuestros ancestros!
Nos recordaban diariamente los seres correctos.
Yo hubiera querido ser un ser correcto
a la altura de Machado, Miguel Hernández
y de tantos más, que dejaron su voz en las alturas.
Yo hubiera querido ser el jefe apache,
el arriesgado aventurero, el malo en la película.
La loca enamorada de los libros quemados.
El pintor valiente y denunciante
de los campos de genocidio.
El fiscal acusador
de la triste, fecunda e inoportuna cigüeña
Yo hubiera querido ser
el coetáneo de todos ellos
con foto enmarcada en la vitrina,
junto a las floreadas tazas del café
y el misal de la primera comunión.
Yo hubiera querido ser eso,
el beso prohibido,
el incómodo viento
que sacude las calles eclécticas e imposibles;
ése, el que destapa las estatuas vestidas,
las estatuas correctas de los seres correctos.
Begoña Iribarren
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