martes, 3 de julio de 2012

NO ERA ALEGRE LA DIVA



Ella iba siempre como una vedette años cincuenta,
me dijeron que se vestía así para engatusar al miedo.
Me lo contaron después,  cuando dejé de ser delicada
ropa tendida y comenzaron a sacudirme las tormentas


No era alegre la diva , pero podía dar gato por liebre,
lo sé porque a su paso se oían a lo lejos  los  aullidos;
No, no era la casualidad, era el coraje y era el riesgo
de tener enfrente a las orejas del lobo.


Teñida de rubio, con gafas de sol, marcando las hechuras
sus formas de mujer y de futuro, curvas valientes
que auguraban progresos y un perfume dulzón
en una calle vestida de negro con olor a lutos y mantillas.

Ella era la extranjera, los colores dorados de las
nuevas banderas, de los nuevos libros,
la maga agorera que venía con sigilo y de puntillas
vestida de vedette para entretener al miedo.

 No sé como hubiera sido mi niñez
sin ese aire que pasaba todos los días
por debajo de mi ventana y dejaba círculos,
espirales de besos que decían te espero.



Begoña Iribarren

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